Ella era una chica cándida, dulce y
tenía la costumbre de reírse por todo. Cuando vio a Hipo le fascinó y lo
compró de inmediato. Ella trataba a Hipo como si fuera una mascota de
verdad, le hablaba de vez en cuando y él solo escuchaba y escuchaba,
pero Hipo siempre le respondía con una sonrisa de oreja a oreja.
El primer día que lo llevó al colegio, atrajo la atención de casi todos susamigos menos a uno de ellos, él pensaba que era algo ridícula una mochila en forma de animal y se rió de forma maliciosa.
Carolina tenía un compañero algo
envidioso y apático, pero ella era amable y tierna con él ya que le
tenía confianza, pero él era una persona sin valores ya que aprovechaba
cualquier momento para molestar a Hipo: limpiaba la pizarra, secaba la
gaseosa derramada con su cuerpo, hasta fue capaz de meterlo en el cubo
de basura. Además tuvo el descaro de culpar a otro sin medir las
consecuencias y siempre hacia eso, ya lo tenía por costumbre. Nadie
sabía porque se comportaba así.
Sus infamias ya habían llegado a un
punto alto, ya que suspendieron a otro alumno por su culpa y él no tenía
remordimiento alguno, encima se reía cuando estaba solo.
Un día poco antes del recreo
Alex agarró a Hipo y lo volvió a meter en la basura y nadie lo
encontró. Después, la señora de limpieza cuando hacia su labor lo
encontró, pero ella no sabía si devolverlo o no, ya que la mochila estaba llena de lapiceros, colores, etc.
Hipo estaba triste y no paraba de
llorar, se sentía muy solitario al no ver a Carolina por ningún lado.
Cuando pasó dos días la señora lo pensó bien y decidió devolverlo.
Se rumoreaba que vieron a Alex tirando a Hipo a la basura, ella le reclamó. Hipo se sintió muy alegre al ver de nuevo a su amiga y pensó que aunque no era una mascota de verdad se sentía cómodo, ya que recibía mucho cariño.
Moraleja del cuento: Hay veces que podemos lograr mucho con poco que tengamos. Y además, tenemos que respetarnos los unos a los otros.
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